El Cordero Pascual

La palabra "Pascua", viene del hebreo Pésakj, que a su vez proviene de un verbo que significa “pasar por alto” o "librar" significando perdonar o excusar.

El suceso, en breve, fue que Dios eximió, libró a los israelitas, cuyas casas estaban marcadas con la sangre del cordero, de herir a sus primogénitos mientras que hirió a los de las casas de los egipcios (y de los israelitas que no creyeron).

El cordero a inmolar y comer debería ser "sin defecto, macho de un año". Sin mancha, esto es, sin defectos de ninguna especie. Aunque este cordero no era para cubrir los pecados, sí era sacrificado en sustitución del primogénito. Era necesario que fuera sin defecto ya que el cordero pascual era el tipo o sombra de lo perfecto que habría de cumplirse en nuestro Señor Jesucristo, quien se ofreció sin mancha a Dios (Heb_9:14).

Podemos trazar algunos paralelos entre la primera Pascua y lo que vemos en el Nuevo Testamente respecto de Cristo, nuestra Pascua (1Co_5:7).

Paralelo Primero: Se requirió del sacrificio de un Cordero
Antiguo Testamento: La muerte alcanzó a cuanto primogénito se encontrara, tanto de hombres como de animales, a menos que estuvieran protegidos por la sangre del cordero (Éxo_12:12-13).
Nuevo Testamento: Todos hemos pecado (Rom_3:23) y la paga del pecado es muerte (Rom_6:23). La humanidad no puede autosalvarse de la pena de muerte; necesita a Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Paralelo Segundo: Comienza una nueva vida
Antiguo Testamento: La Pascua marca el principio del año religioso judío (Éxo_12:2). Dios estableció un punto de partida nuevo para su pueblo.
Nuevo Testamento: La muerte del cordero provocó un nuevo comienzo, así como hoy la muerte de Cristo lo hace para el pecador que cree en Él. Válidamente puede comenzar a contarse los años de vida de una persona, desde que renace del espíritu de Dios, dado que los pasados nunca fueron “verdaderos” años de vida. Así como para los antiguos creyentes la pascua marcó el primero de los meses de los años venideros, para los creyentes de nuestros tiempos, que reconocen a Jesús como su Señor, bien puede decirse que viven los primeros meses de sus años futuros (Rom_6:4).

Paralelo Tercero: Moriría en la misma fecha
Antiguo Testamento: Seleccionado el décimo día, el cordero se separaba así para la muerte expiatoria, que tenía lugar entre las dos tardes del día catorce de Nisan (Éxo_12:3-6).
Nuevo Testamento: Cristo murió exactamente entre las dos tardes de un catorce de Nisan, justo a tiempo cuando los corderos pascuales se estaban ofreciendo.
Según el Dr. Warren Wiersbe debemos destacar que Dios dice a Israel en Éxodo 12 “el cordero”, siempre en singular -a pesar de que eran miles los que habrían de morir ese día-; porque para Dios no hay sino un Cordero: Jesucristo.

Paralelo Cuarto: Libre de pecado
Antiguo Testamento: El cordero debía ser macho y sin defecto o mancha.
Nuevo Testamento: Cristo se ofreció a sí mismo a Dios, sin mancha (Heb_9:14).

Paralelo Quinto: La muerte como única vía de salvación
Antiguo Testamento: Un cordero vivo era un animal hermoso, ¡pero no podía salvar! Por supuesto, matar a un cordero parecía necedad a los sabios egipcios, pero era la manera escogida de Dios para librar a los primogénitos de la muerte segura.
Nuevo Testamento: En idéntica línea, nosotros no somos salvos por el ejemplo de Cristo o su vida de obediencia; ¡somos salvos por su muerte (Rom_5:10), como parte importante del plan de redención desarrollado por Dios!

Paralelo Sexto: La sangre como única posibilidad
Antiguo Testamento: La sangre del cordero debía rociarse sobre la puerta de la casa. La sangre se aplicó al dintel sobre la puerta y en los postes laterales. Solamente con esta marca, había salvación en la casa.
Nuevo Testamento: De idéntica forma, nadie puede acceder a la salvación sino a través de la sangre de Cristo (Col_1:14).

Paralelo Séptimo: La importancia de comer del Cordero
Antiguo Testamento: El cordero se debía comer, como parte de la preparación para el largo viaje a la tierra prometida. Su ingesta fortaleció a los que obedientemente comieron como Dios había mandado. La salvación de la vida había sido apenas el comienzo.
Nuevo Testamento: Paralelamente, hoy en día también la salvación es el comienzo del largo camino que todo creyente debe recorrer. Y nosotros también hoy en día debemos alimentarnos en Cristo (Mat_4:4) si queremos tener fuerza suficiente para seguirle. Recordemos cómo en el Evangelio según Juan (Jua_15:5), Jesús enseñaba que Él es la vid verdadera y separados de Él nada podemos hacer.


Adaptado del artículo: "La Pascua: Paralelos entre Antiguo y Nuevo Testamento" del Dr. Daniel Liandro.

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Imagen original de fondo: Gaius Valerius Flaccus